Mujer y Dramaturgia

A continuación publicamos algunos párrafos de la ponencia de la investigadora teatral Olga Mirtha Peña Doria, titulada: Rodolfo Usigli y su relación con la primera generación de dramaturgas mexicanas.
Hubo una generación de mujeres que apoyaron en gran medida la formación de un teatro mexicano con carácter internacional, como fueron Catalina D´Erzell, Amalia de Castillo Ledón, María Luisa Ocampo, Julia Guzmán y otras más, quienes se preocuparon por escribir un teatro que mostrara a la mujer mexicana en su lucha en pos de la liberación. Las mujeres en México no habían tenido la oportunidad de participar abiertamente como escritoras en ninguno de los géneros, por lo que este grupo fue recibido por la crítica con beneplácito. Entre estos críticos y dramaturgos que supieron entender el teatro de estas mujeres, descuella Rodolfo Usigli.
Este autor tuvo una excelente amistad con una de las dramaturgas más destacadas de ese período, Amalia de Castillo Ledón. Pero antes de que Amalia Castillo Ledón estrenara Cuando las hojas caen en la temporada de la Comedia Mexicana que le debió en rigor su nacimiento y su vida, habían escrito y presentado piezas de teatro, María Teresa Farías de Isassi, Eugenia Torres, Catalina D´Erzell, María Luisa Ocampo. Después vendrían Julia Guzmán, Margarita Urueta, Margos de Villanueva, Luisa Josefina Hernández, Elena Garro y otras.
Rodolfo Usigli fue un profundo conocedor de la mujer mexicana y supo retratarla con mucha nitidez. Durante las primeras cuatro décadas del siglo XX en México, el teatro presentó conflictos de familia en donde la mujer es el eje de la acción dramática. Tanto Usigli como las dramaturgas presentan metáforas de una sociedad en crisis para representar el proceso de cambio de la sociedad mexicana, representada por familias de la nueva clase media que lucha por sostener su mundo familiar. Ya había terminado la revolución mexicana y necesitaban presentar el impacto de esa contienda en el núcleo familiar. Este teatro ejemplifica las consecuencias de una larga dictadura porfirista, una dolorosa revolución y un difícil período posrevolucionario conformador de la clase media, así como la búsqueda por afincar en nuestras raíces mexicanas que se habían ido perdiendo debido a la influencia francesa y española. Este período se conoce como Nacionalismo que inició en 1920 y terminó hacia el final de los años cuarenta.
Para Octavio Paz la mujer mexicana es resignada, pero que, a base de sufrir, se vuelve invulnerable y estoica, y así la vemos en el teatro de estos dramaturgos. Usigli las retrata con claridad y siempre les da la capacidad para afrontar la adversidad como en La familia cena en casa o El gesticulador.
Las dramaturgas de este período presentan en su teatro escenas de una vida familiar en crisis en donde la madre es la fuerte, la que lucha por sacar adelante a la familia a costa de su felicidad. El teatro de Amalia de Castillo Ledón presenta conflictos dramáticos acordes con el mundo que le rodeaba. Mujeres fuertes como la autora, que tomaron decisiones, pero que al estar inmersas en el mundo masculino se debilitaron. En el teatro de Catalina D´Erzell también los conflictos dramáticos están centrados en la mujer, sin embargo, no presenta la tradicional condición de inferioridad. Otras dramaturgas que presentaron a la mujer como generadoras del conflicto dramático y oprimidas por una sociedad cerrada y difícil fueron María Luisa Ocampo y Julia Guzmán. Su paleta dramática delineó a mujeres que decidieron ser profesionistas como en La virgen fuerte, de Ocampo, o que decidieron casarse sin tomar en cuenta a la familia y después abandonar el hogar como en Quiero vivir mi vida, de Guzmán.
El teatro de Rodolfo Usigli se distingue por presentar a mujeres en edad madura, son madres o esposas que tienen la capacidad de ser duras, fuertes, serenas, matriarcas, videntes, filósofas, psicólogas o sibilas, como son clasificadas por Fernando Carlos Vevia en su libro La sociedad mexicana en el teatro de Rodolfo Usigli. Todas luchan por la familia y viven las consecuencias de una sociedad difícil pero a la que pueden controlar por el poder de su fuerza.
En forma contraria las dramaturgas presentan en sus textos a mujeres que deciden su vida a sabiendas que están rompiendo con su sociedad y sobre la escena presentan a profesionistas que luchan por ejercer su profesión en contra de los deseos del hombre, a jóvenes que se divorcian o que viven en unión libre buscando con ello ser decididoras de su destino y no que se los decida ni su familia ni la sociedad, sin embargo, invariablemente las debilitan al final por amor, o por el miedo a una sociedad castigadora contra las mujeres que rompían las reglas, como lo era la de los años veinte y treinta, que fue el período en el que escribieron su teatro este grupo de mujeres. Son personajes que luchan contra las normas sociales y al ser diferentes son rechazadas pues no se concebía que otra mujer no estuviese subordinada al hombre como era lo común. El conflicto más importante es que estas protagonistas carecen de lenguaje, están incapacitadas para sostener un proceso de comunicación con el hombre por lo que es un teatro de silencios femeninos provocados por la opresión masculina.
Tanto Usigli como las dramaturgas presentaron en sus textos dramáticos a una nueva sociedad surgida después de la revolución mexicana en donde la mujer comienza a salir de los cuatro muros del hogar para iniciar su emancipación aún en contra de una sociedad hostil y cerrada.


Olga Martha Peña Doria
Universidad de Guadalajara

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